Ethos

Alquimia
Sabiduría Ancestral

Psicología Alquímica

Se sabe que Einstein dijo que una definición de la “locura” es 
seguir haciendo lo mismo, una y otra vez, y esperar resultados 
diferentes. Por alguna razón, a menudo insistimos en repetir
siempre lo mismo, como adictos al lado negativo del complejo. 

El trabajo de transformación a menudo parece implicar un gran 
esfuerzo de ir en contra nuestra forma natural – en el sentido de
habitual – de hacer las cosas. Solo podemos saber cómo NO 
queremos proceder.

Como psicoterapeuta o profesor, cuando alguien me pregunta 
cómo hacer algo, debo responder con sinceridad que si pudiera 
decirle qué hacer y cómo hacerlo, probablemente haría lo que 
entendiera de lo que le había explicado, y eso no sería mérito suyo.
 
Por esta razón, lo mejor que puedo hacer es ayudarle a tener 
claro lo que NO quiere repetir, para obligarse a encontrar algo 
completamente nuevo por sí mismo. 

Los alquimistas llamaban a este camino “vía negativa”: para 
ser verdaderamente creativos, solo podemos saber cómo NO 
queremos hacer algo. 

Una forma de entender “lo espiritual” es como el espacio que se abre
cuando uno se detiene, para esperar a que algo completamente nuevo
e inesperado surja en la conciencia: ¡ esto es la verdadera creatividad ! 

La creatividad reside en nuestra capacidad de esperar lo suficiente 
para que algo verdaderamente nuevo surja de repente en nuestra 
mente, algo en lo que no habíamos pensado antes, algo que podemos 
imaginar como un “recurso interior”.

Sabiduría Ancestral

En un mundo cada vez más dominado por lo cuantificable y lo digital, las enseñanzas ancestrales sobre la sanación y la espiritualidad ofrecen un contrapunto vital, recordándonos que la realidad es más de lo que se puede medir u observar superficialmente. Estas tradiciones, incluyendo las artes Alquímicas, a menudo descartadas como primitivas, son, de hecho, sistemas sofisticados para navegar a través de nuestros paisajes interiores de manera que nos convierten en participantes activos de lo que llamamos nuestro destino humano.

Los rituales, las historias y los símbolos transmitidos de generación en generación no son artefactos históricos inertes, sino planos vivos para nuestro desarrollo psicológico y nuestro despertar espiritual, que nos guían para navegar creativamente en medio del caos y nos permiten comprender cómo nuestras luchas forman parte de una narrativa humana más amplia y atemporal.

Además, estas antiguas tradiciones de sabiduría enfatizan una forma de sanación holística y profundamente interconectada. A diferencia de los enfoques modernos, que a menudo aíslan los síntomas, las prácticas ancestrales ven al individuo como parte de una red más amplia de relaciones, con la comunidad, la naturaleza y el mundo espiritual.

Al volver a conectar con estas enseñanzas, podemos empezar a reparar la desconexión que tanto caracteriza nuestra época, no solo entre la mente, el corazón, el cuerpo y el espíritu, sino también entre nosotros mismos y la tierra y la naturaleza que nos rodea, y entre nuestras vidas actuales y la sabiduría de quienes nos precedieron.

Estas tradiciones nos ofrecen formas de construir un presente más resiliente y lleno de sentido, y nos preparan para responder de forma constructiva y proactiva a cualquier cosa que se pueda presentar.